KISS - BECAUSE I´M A GIRL
24 nov 2007
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Regalos para el alma y del alma by marquito is licensed under a Creative Commons Attribution 2.5 Argentina License.
Based on a work at letrasatualma.blogspot.com.
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1 comentarios:
Antes estaba indefenso y no me cansaba de rechazar a Liliana siempre, ante cualquier circunstancia.
Ahora quiero a Elena y siento otra clase de vulnerabilidad, y la quiero llenar (o al menos me quiero distraer) con la atención que Liliana ponía en mí.
Pero Liliana ya no me persigue ni me busca con insistencia. Si quiero verla soy yo el que debería llamar, para procurarme a su lado una clase de entretenimiento donde me visualizo sonriendo y expresándome con total libertad, sin los límites y silencios que me autoimponía para evitar que ella siguiera acosándome o se inventara historias de amor inspiradas en mí.
En el inicio del amor (cuando acepto que sentiré amor por alguien) mi autoestima es baja y me hace dudar de la importancia que tengo para la persona que amo. Me comparo con las personas que -creo- viven con absoluta naturalidad y están llenas de cualidades, y me siento en desventaja, no muy poderoso como para dejar una huella sensible o para inspirar amor o deseo. Desfilan un sinnúmero de situaciones en las que me siento inadaptado, ridículo e inútil y que, calculo, forman un 80% de la vida en cotidianidad. Lo que queda son las pocas situaciones en las que me siento posible y capaz. Mis escenario de acción queda reducido a un salón en la oscuridad. Yo hablando poco. Quizá no hablando. Presente en compañía de la persona que amo durante sólo una o dos horas. Luego mi desaparición y ausencia.
¿Por qué hoy no tuve el deseo de decirle a Helena que la quería? Cuando le dije que quizá me iba a otro país, me preguntó "¿qué voy a hacer yo sin ti aquí?". Era la ocasión perfecta para decirle lo importante que es para mí, pero preferí quedarme callado. Sonreí un poco. No me callé por timidez o por miedo, sino para saborear discretamente el significado de aquella pregunta y el poder que me daba... Entonces yo le importaba como ella a mí. Había una correspondencia natural. Quizá eso era precisamente lo que nos unía, una sensibilidad parecida, un coincidir que nos había acercado emocionalmente.
Cabe mencionar que yo estoy mucho más emocionado que ella. Las caricias que recibo son su trabajo. Me incomoda que, sabiendo que el amor que siento por Helena es sincero y limpio, yo actúe aún condicionado por mi masculinidad y mi deseo de que Helena me lleve al orgasmo.
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