Rumbos

Solo, solo siempre...
El hombre de los pies descalzos.
El tiempo parecía sombra en sus ojos.
Siempre solo, solo siempre...
La ropa rota, la barba larga,
juntando recuerdos lejanos
como espuma de viento.
Solo, solo siempre...
La vida le pasaba sentado bajo el paraíso,
junto al exilio raquítico
que una vez lo vio niño,
aventurero, soñador y bohemio.
Solo, solo siempre...
Porque la palabra cura la herida,
y el rostro lúgubre de
hombre de campo.
Solo, solo siempre...
La muerte lo sorprendió
entre dos vidas,
y un único secreto.
Solo, solo siempre...

Autora: Fabiana Veroni
Ed: PeAZeta